Jacob se quedó atónito y preguntó preocupado: “¿Qué, acaso sigue resistiéndose, incluso tras la intervención de Don Albert?".
Charlie se encogió de hombros. “Eso depende de la situación. En este caso, los malentendidos suceden fácilmente. Si está convencido de que nunca volverás a la Asociación de Caligrafía y Pintura, no vendrá a rogarte”.
“Es como un juego de citas… no hay problema en controlar a tu pareja, pero hay que hacerlo de forma óptima. Haz que pierda toda esperanza y no tendrá motivos para seguir aferrándose a ella”.
Jacob asintió pensativo. “Tiene sentido... Entonces, iré a verlo, ya que definitivamente volveré a la asociación. Es eso o me quedo con mi esposa todos los días, haciendo nada”.
Dio la casualidad de que Kenny lo volvió a llamar en ese momento, y Jacob contestó sin dudarlo esta vez. “¿Qué quieres?”.
Kenny dijo enseguida: “¡Ah, Jacob! Por fin has contestado... Mira, solo quería disculparme en persona y darte la buena noticia. Estoy justo afuera de la puerta p