Tan pronto como Jacob salió, encontró a Kenny esperando abajo, y lo miró con odio, lanzándole una mirada fulminante mientras su rabia y resentimiento se intensificaban.
Por otro lado, Kenny sonrió con entusiasmo en cuanto vio a Jacob y se apresuró a acercarse a él incluso antes de que este bajara las escaleras.
Se encontraron a mitad de la escalera, y Kenny estrechó la mano de Jacob con una sonrisa incómoda: “¡Ay, Jacob, siento mucho lo que hice!”.
Jacob sabía que no era más que una actuación y por eso lo despreció: “¡Te conozco desde hace mucho tiempo, pero no sabía que pudieras hacer una actuación tan magnífica!”.
Kenny se sonrojó, se avergonzó al instante cuando dijo: “Mira, Jacob… sé que estás molesto conmigo, así que iré al grano. Lo que te hice estuvo mal, pero te juro que al principio no tenía intención de perjudicarte. Realmente iba a dejar que al menos te quedaras como jefe de departamento…”.
Al armarse de valor, gritó: “¡Uf, te lo diré sin rodeos! ¡Fue culpa de mi esposa