Charlie sonrió traviesamente y dijo: “Sabré si estás presumiendo o no una vez lo compruebe”.
Sonia frunció el ceño y preguntó: “¿Qué quieres decir?”.
Charlie sonrió y dijo: “Señorita Letterman, ¿por qué no extiendes tu mano para que pueda leer tu palma?”.
“¡Imbécil!”. Sonia regañó severamente a Charlie: “¡No pensé que, aparte de ser charlatán, también tuvieras pensamientos tan sucios!”.
Charlie sonrió y dijo: “Señorita Letterman, me malinterpretas. No planeo aprovecharme de ti. ¡Solo quiero verificar si estás presumiendo cuando dices que nunca le deberás favores a otros!”.
Sonia resopló fríamente, apretó los dientes y dijo: “¡Nunca presumiré sobre eso!”.
Charlie asintió y dijo: “Señorita Letterman, por qué no extiendes la mano y sabremos los resultados en un minuto entonces”.
Sonia extendió su mano frente a Charlie enojada y dijo: “¡Quiero ver qué trucos tienes bajo tu manga!”.
Charlie sonrió levemente y luego extendió su mano y sostuvo la palma suave, clara y delgada de Sonia