55

Al salir del bosque al prado que rodeaba el castillo, detuve a la yegua. De pronto sentía un vago temor por la posible reacción de la princesa y el lobo.

No creía ni por un momento que fueran tan comprensivos y complacientes como Aine, que por una cuestión de edad aún no había tenido tiempo de adquirir tanto desdén por los humanos.

Podía imaginar perfectamente a la princesa llamándome ingrata y presumida. Y al lobo recordándome las dos únicas cosas que lo enfadarían: que intentara verlo antes de tiempo e intentara huir.

Había hecho ambas. ¿Tendría que enfrentar su ira? ¿Qué me haría? ¿Y qué haría yo? ¿Me quedaban ánimos, por no decir voluntad, de soportar sermones y reproches, o indiferencia, o lo que fuera que hicieran para demostrar su enfado?

Aine sofrenó su caballo. Me sorprendió que le bastara mirarme para asentir con una mueca. Me indicó que la siguiera y me guió hacia el oeste, hasta otra franja boscosa, en completo silencio. Me precedió por un

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App