Capítulo 111 —Me están asustando
Narrador:
El coche se detuvo frente a la mansión. Nerón abrió la puerta y, sin soltar la mano de Cleo, la guió hacia adentro. Ella sentía el corazón desbocado, pero lo seguía sin vacilar. Al entrar, la casa estaba en silencio, solo la tenue luz de los pasillos y de la chimenea encendida. Nerón echó un vistazo hacia arriba, hacia las habitaciones.
—¡Lía! —su voz grave retumbó en toda la casa, desde el pie de la escalera.
—¡Ya bajo! —respondió ella desde su habitación, con ese tono juvenil que contrastaba con la seriedad del momento.
Nerón apretó la mano de Cleo antes de soltarla y caminar hacia la cocina.
—Te traeré un vaso con agua —le murmuró antes de dejarla en el sofá de la sala.
Cleo se acomodó, tratando de controlar los nervios. El eco de pasos ligeros en la escalera la hizo levantar la vista. Lía bajaba distraída, sujetándose de la baranda, hasta que la vio. Se detuvo en seco, pestañeando, como si necesitara un segundo para procesar lo que veía.