—¡Es compatible! —fue la respuesta del médico y Priscila brincó de alegría. Lo había conseguido, tenía el donante para su hijo y tenía otra razón más para tener que agradecerle a Theodore.— Mañana en la mañana comenzaremos con los trámites para el trasplante de médula del niño. —agregó él médico con entusiasmo.
Priscila estaba tan feliz que olvidó por completo avisarle a Gari sobre la noticia. Ella fue hasta la habitación donde ahora se encontraba Gael; Theodore, aguardó en la recepción mientras llenaba un formulario para su ingreso como donante.
Gari bajó del auto y le abrió la puerta a su madre. Ambos se dirigieron al área de emergencia encontrándose con la noticia de que Gael había sido cambiado a una habitación. Aquello resultó un poco incómodo para él, ya que le había pedido a Priscila tenerlo al tanto de la situación de su hijo.
—Está en el área de hospitalización, segundo piso. —informó la recepcionista.
—¡Gracias, señorita!
El pelirrubio le cedió el paso a su madre, fu