Priscila abrió los ojos con aspaviento al escuchar aquella pregunta, su mente tomó un par de atajos ante aquella situación y de forma instantánea respondió:
—D-de la m-marca de nacimiento que tenía mi abuelo, Gael. —tartamudeó— Es una marca familiar que tiene mi familia.
—¿Y mi hijo, la tiene? —preguntó con suspicacia.
—¡N-no lo sé! Imagino que sí.
—Bien, iré a casa a ducharme y regreso a verte.
—No es necesario, Gerald. Yo puedo quedarme esta noche con Priscila tal vez Kate pueda hacerlo mañana, ¿no crees? —La pregunta final de Annette estaba impregnada de absoluto sarcasmo. Con ello logró descolocar a Gerald por completo.
—C-claro —Ahora fue él quien tartamudeó.
Gerald de despidió con un beso en la frente de Priscila y aplanando los labios le sonrió a Annette.
—Hasta mañana, Gerald. —movió sus dedos índice y medio.
Cuando Gerald salió de la habitación ambas mujeres exhalación un suspiro. Annette aguardó un par de minutos antes de decir algo.
—¡Mierda, Prisci! Debes