Amaia Domínguez García
León, Guanajuato, México
En ese momento, tocaron la puerta, salí de la recámara y fui a ver quién era, y al abrirla era Axel; en la torre pensé dentro de mí. Él ya estaba muy guapo e impecablemente arreglado para ir con su cliente, él nunca me decepcionaba.
–Hola, cariño ¿Puedo pasar? He venido por Ale – Se me acercó demasiado provocando un escalofrío que me recorrió toda – Te ves muy bien, para la borrachera que cogieron anoche ustedes dos.
–Hola, amor – Lo besé rápido y él me correspondió encantado el beso – Ale no podrá ir, se siente muy mal.
–Amaia – Gritó Ale, haciendo que nos separáramos del segundo beso – Tráeme algo, quiero devolver.
Le llevé una cubeta de las de trapear, en ese momento era lo más práctico y ella hizo lo propio, sin darse cuenta de que Axel, estaba ahí viendo todo lo que pasaba con ella.
–Qué bonita se ve mi socia – Axel se reía – Pero anoche, ustedes dos querían acabar con todo el vino de la fiesta.
Bueno yo tenía un motivo para hacerl