Capítulo 161

El comienzo de un castigo cruel.

Camila no pegó ojo en toda la noche. Cada crujido de los cristales al chocar la brisa, cada leve sonrisa del colchón donde Anthony dormía, se clavaba en su cervical como un cuchillo.

Estirada de costado, contemplaba el techo con los párpados ardiendo, negándose a cerrar los ojos: si lo hacía, temía despertar con él demasiado cerca. Sentía su aliento rítmico al rozar su nuca y apenas se atrevía a mover un músculo.

—Camila —susurró Anthony, con voz suave, casi somnolienta—. ¿No duermes?

Ella apretó la sábana contra el pecho, fingiendo una calma imposible.

—No tengo sueño —contestó con voz tensa—. Demasiadas cosas dando vueltas en mi cabeza.

Él giró sobre el costado y la miró, visiblemente entretenido por su desvelo.

—Me gustaría que durmieras —murmuró—. Más cómoda aquí, junto a mí. Ven, recuéstate en mi pecho.

Sus palabras eran como caricias envenenadas. Camila sintió el estómago encogérsele, pero no cedió.

—No… no estoy cómoda. Ni me inter