Megan dio un paso hacia adelante, observando a Dayana de arriba para abajo con sospecha.
—	¿Qué…?, ¿qué hago aquí…? Eso… Eso no es de tu incumbencia… — Gruñó Dayana, mostrándose repentinamente enojada.
—	¡Claro que lo es! Usted se ha metido en la oficina del señor Collins sin autorización… — Refutó Megan.
—	Es lo mismo que ibas a hacer tú, ¿o no? — Dayana se cruzó de brazos.
—	Soy su asistente personal y por su puesto que tengo autorización, el mismo Albert me envió para….
—	¡¿Albert?! — Dayana elevó una ceja. — Es que ahora porque eres la noviecita de turno del jefe, te crees con autoridad, ¿no?, pues te recuerdo, niña, que yo soy tu superior y que no puedes hablarme así, eso es una falta de respeto… — Gruñó Dayana.
—	Yo no veo la falta de respeto de Megan en ninguna parte… — Voceo Albert desde más atrás, acercándose. — Creo que la única que se está saliendo de su papel, es usted, Dayana…
—	Se… Señor Collins… — Musitó Dayana sorprendida.
—	Le voy a explicar algo… — Siguió hab