Al volver a la ciudad, April se quedó maravillada con el enorme edificio al que arribaron, subieron hasta el último piso, en dónde las esperaba un gigantesco y lujoso apartamento.
Allí fueron recibidas por un gran grupo de empleados, entre el servicio y más escoltas, todos inclinados en reverencia hacia su nueva señora y damita.
Albert las presentó, Megan y April tenían sus bocas abiertas, pues aunque ya habían visto el lujo y la opulencia en la mansión de los padres de Albert, ellas no esperaban vivir en un palacio como ese.
Sobre todo cuando estaban acostumbradas a ese pequeño apartamento, que parecía ser más chico que la sala de Albert.
El personal se retiró volviendo a sus deberes para dejar a la nueva familia a solas.
— ¡Wow!, ¡qué bonito!, ¿aquí es donde vives, papá? — Preguntó April sorprendida, entrando tomada de la mano de Albert.
— Aquí es donde viviremos…
— ¡¿Qué?! — Voceo la niña.
— Sí, a partir de hoy, ustedes vivirán conmigo aquí… Y adivina qué… — Albert se agach