Nant siguió con la mirada a Yago, Joren y Carlos hasta que las figuras de los tres hombres desaparecieron por completo en el elegante y concurrido lobby del hotel. Se quedó unos minutos más en la cafetería, sentada en la mesa apartada, con la mente en una ebullición frenética. La reciente revelación sobre Belem, su profesión como abogada, y la inquietante mención de un misterioso "King" que parecía ser la mente maestra detrás de la extorsión, se arremolinaban en sus pensamientos, añadiendo capas de complejidad y un nuevo matiz de peligro a una situación ya intrincada y explosiva. La amenaza no solo se sentía ahora más tangible, sino también más organizada, con raíces profundas en el mundo legal y quizás en esferas de poder que ella apenas comenzaba a vislumbrar. La imagen de Yago, tan poderoso y controlado, pero ahora enfrentando una red tan vasta, la llenaba de una mezcla de admiración y una creciente aprensión.
El tiempo en la cafetería se estiró, cada segundo un espacio para que Na