Una semana sin que Karim viniera a verla.
Los trabajadores del castillo solían traerle comida. A pesar de que la jaula era bastante grande. Claramente le podía hacer daño a las piernas, y a la espalda. Era el mismo Elian quien solía venir a sacarla un rato para que ella estirara las piernas y caminara un poco por la habitación. Como si fuera un perro. Qué horror.
Y a pesar de que había querido hablar con él. Explicarle cosas, y preguntar otras, este solo negaba con la cabeza y rechazaba toda interacción.
No le dirigía la palabra.
Quizás eso había sido una orden...
-¿Cuánto tiempo más pasare aquí?
Nada. Nada como siempre. Después de una semana debería rendirse de que este le hablara
Suspiro y miro hacia el suelo
-Si va a matarme debería hacerlo ahora… prefiero morir a pasar el resto de mi vida encerrada…
Elian no dijo nada.
-Bien. No me hables. Pero al menos dime, con la mano. ¿Cuánto tiempo más durara mi encierro?
Sus ojos verdes se mantuvieron inexpresivos. Él estaba usando su usual