90. EL CASTIGO DEL REY LOBO
LAVINIA
«Se notaban los vestigios de la encarnizada pelea por todo el lugar.
Los truenos y centellas caían levantando chispas chamuscadas en la hierba.
Se estrellaban sobre el cuerpo de Eryon, pero era demasiado poderoso en su forma lycan.
Casi había absorbido todo el poder del Corazón de la Bestia.
Este continente había perdido el brillo y la magia que antes vibraba en el aire ya era escasa.
—No, no, ¡no te puedes morir! Toma de mi sangre… ¡No te resistas más a tu mate!
Se arrojó para sostener a la rubia jadeando contra un árbol, agarrándose el vientre de donde brotaba sangre sin cesar.
Las heridas de garras eran tan profundas que casi se veía el interior.
Me arrodillé a su lado, incluso extendí las manos.
Diosa bendita, estaba desesperada, angustiada por esta injusticia.
Pero ella solo miraba a Eryon llena de resentimientos y de cerca pude ver el destello vengativo en sus ojos… esperaba su momento.
Cuando el Rey Lobo se acercó para forzarla a beber, Isabella se quitó unos