334. ENGAÑO INOCENTE
NARRADORA
—¡Por allí! —la señora lo guiaba aplicando presión de un lado u otro con el bastón.
“¡Señora, que no soy su burro de carga!” Fenrir rugía en su mente, pero no se atrevía a desafiarla, menos cuando los estaba alejando de esa criatura vengativa.
Por momentos, la montaña tembló tanto que Fenrir creyó que habría un derrumbe y quedarían atrapados.
Un enorme pelirrojo corría por la oscuridad con una viejecita aferrada a su espalda; parecía hasta irreal y un poco cómico.
Pero las cosas que le sucedían a Fenrir eran para soltar las tripas de la risa…
No sabía cuánto había corrido hasta que vio la luz de la luna al final de un túnel que lo sacó a un bosque tupido.
Jadeando por aire fresco y sudando como un cerdo huyendo del carnicero, se inclinó para quitarse el “peso” de la espalda.
Las piernas de la señora tocaron la hierba húmeda con restos de hojas caídas.
—Oye, no eres nada cuidadoso, ¡casi me quedo sin pelo en esos techos bajos! —le dijo, señalándolo con la punta del bastón y l