335. DE NUEVO CON LA LENGUA SUELTA
NARRADORA
La Sacerdotisa probó a Fenrir en la cueva y él no la decepcionó.
— Es un buen macho, solo espero que esa tonta Centuria remilgada no se haga más de rogar — Dalila achicó los ojos hacia Abigaíl, que de repente tuvo escalofríos.
Pero la mente y el corazón de la joven Centuria estaban puestos en el hombre que ahora se enfrentaba a la última prueba.
Abigaíl deseaba saber si realmente Fenrir había cambiado su decisión de ser libre y quedarse con ella… para siempre.
Frente a una pequeña mesa llena de frasquitos, Hakon miró a Fenrir y a Dago, con cara de pocos amigos.
—La mayoría son venenos y cosas tóxicas; si tuviesen que encontrar un antídoto para salvar a su mujer… ¿Cuál les dice su instinto de lobo que es el correcto? —preguntó, mirando fijamente a su futuro yerno.
—Lo tomarán ustedes primero y, si es veneno, pues, dependiendo de las toxinas, puede que con suerte la palmen…
“Ya quisieras”, Fenrir masculló en su interior.
—No debes tener problema en esto, ya que eres experto en