330. ESPIANDO AL ENEMIGO
NARRADORA
—No soy ningún espía. Puedo ir y ser de ayuda —Elliot enseguida se interesó.
Necesitaba saber exactamente qué pasaba aquí.
A pesar de las protestas del tal Tomas, terminó siguiéndolos por el bosque.
Avanzaban rápido, corriendo ágilmente.
Elliot nunca se quedó atrás. Esta velocidad y resistencia no podían ser mantenidas por un elemental normal.
Ninguno de ellos era normal.
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Se escondieron en cuclillas detrás de grandes rocas, en las alturas de un risco.
Abajo, quedaba un profundo cañón y justo pasaba el ancho río que hacía de límite fronterizo en esta zona de los dos Ducados.
"Elliot, ¿puedes escucharnos?" Aldo intentó de nuevo hablarle en su mente, pero nada; Elliot ni se dio por enterado.
Aldo frunció el ceño.
Este tipo se hacía el desentendido o de verdad no conocía bien sus poderes como ser sobrenatural.
Como sea, los sonidos de cascos de caballos, el arrastre de ruedas y el chapoteo de agua los hicieron prestar atención a lo que sucedía unos metros más allá.
—Ab