306. ENCADENADO A TU ALMA
MAGNUS
La saliva bajaba bañando mi polla y escurriendo a mis testículos.
Agarré su pelo en un moño apretado para verla dándome placer.
Mi miembro salía y entraba de entre esos rojos pétalos que me estaban ordeñando todo el líquido preseminal.
Su mano bajó a masajearme las bolas, a darme unos apretones que me tenían jadeando con la lengua afuera y embistiendo hacia arriba.
Su garganta me apretaba el glande como si fuese un coño.
Por mucho, esta era la felación más excitante que me habían dado en mi existencia.
— Grr, me voy a venir… Suave, Hannah, nena, espera… ¡maldit4 sea, no la chupes tan duro, que está a punto de escupirte en la garganta…!
Terminé rugiéndole, pero ella solo comenzó a reírse de mi desesperación.
Sus hombros le temblaban mientras ese sonido risueño y tan lindo llenaba mis oídos.
Con la mano manoseándome arriba y abajo el tallo, lamió lentamente las venas agresivas que palpitaban pegadas al glande.
Sus ojos se entreabrieron, dándome una mirada seductora, conquistándom