307. BÚSCATE TU PROPIA HEMBRA
MAGNUS
— ¡Aaahh! —Cuando cerré los dientes sobre su nuca y los hundí profundamente, Hannah dio un rugido que sacudió la cueva.
Su cuerpo entero tembló y cayó sin fuerzas sobre las mantas.
La sostuve, rodeándola con mis fuertes brazos mientras la marcaba y anudaba.
Un destello azulado me hizo cerrar los ojos y aferrarme más a ella.
Provenía de la liberación de su magia que salía en olas de poder hacia el exterior de su cuerpo, haciendo que la cueva se congelara en gruesas capas.
Soporté el frío que no me hacía daño y me abrí una herida en la muñeca para darle de mi sangre.
Sentí sus caninos atravesando mis venas y Hannah bebió de mí con hambre, con un deseo voraz, como si me necesitara desde siempre.
Empujé más de mi líquido vital en su boca, abrazados y sudando, enredados, sin saber dónde terminaba uno y empezaba el otro.
En medio de la vorágine de pasión, de tantos sentimientos, de la magia fría flotando alrededor de mi cuerpo y rodeándome posesivamente, una voz se coló en mis pensam