302. SOLO TÚ PUEDES CURARME
HANNAH
Tragué en seco sin atreverme a preguntarle qué otra parte del cuerpo le dolía.
Este lycan tan serio, estaba resultando ser más descarado de lo que aparentaba.
— No… no soy curandera, solo puedo aliviarte del veneno… — intenté sonar segura, pero mi voz traicionera salió como un jadeo.
— Estoy seguro de que puedes aliviarme de muchas cosas…
“¡Oohh para el carro principito!”
Subió la mirada y me perdí en ese azul eléctrico, como si una tormenta se moviera en su interior.
No era idiota, tenía edad suficiente como para saber cuándo un macho se estaba excitando y coqueteaba conmigo.
Mi mente iba siendo seducida por ese aroma erótico que me llamaba a hacer locuras.
No era tímida en las relaciones; a pesar de tener un padre tan controlador, por mi cama habían pasado varios amantes.
Ya sabes eso de que mientras más te lo prohíben, más lo deseas experimentar.
Sin embargo, nunca se habían dado las cosas tan deprisa.
Me vi inclinándome hacia esa boca llena de promesas ardientes.
El olor ah