213. ME PARECE JUSTO

VICTORIA

Lo escuché tan desesperado que mi mano también bajó y comencé a apretarle la polla por encima del pantalón.

“Ssshh… nena, sí, sí…. Mnnn, joder, apriétala más. Aah, es tuya, mi amor, toda tuya… Grrr…”

Parecíamos dos pervertidos casi desnudos en ese tejado, sumidos en la oscuridad y moviéndonos incitados por nuestra lujuria.

El sonido rítmico y acuoso sonó cada vez más rápido.

Mi concha no paraba de soltar jugos. Mi clítoris siendo aporreado bajo la braga que se me encajaba bien profundo.

Mi boca saqueada al borde de dejarme sin aliento.

“¡Ahí, nene, justo ahí… aahhh, no pares, no pares…!”

“¡Aaahhh!”

Mordí su labio cuando sentí los calambres bajando por mi vientre y los espasmos de mi vagina.

Los muslos se alzaron rígidos, empinando las nalgas y temblándome las caderas.

Mis pechos se sacudieron, mi cuerpo entero vibró derramándome en éxtasis.

Chupé las gotas carmesíes sintiendo mis caninos alargarse y las ansias de alimentarme me consumían.

Él sabía mejor de lo que imaginé, f
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