154. INOCENCIA Y SEDUCCIÓN
NARRADORA
Con un resoplido, Aidan dejó salir humo blanco de la boca.
Fue increíble cuando Nyx y él probaron a unir sin reservas sus almas mágicas.
Esa energía poderosa entró sanando sus heridas y dándole tanta fuerza que se sintió invencible.
Su corazón ya estaba libre de ataduras y al fin había dejado caer las barreras frente a su Selenia.
—Yo lo llevo todo, no te ensucies con esa escoria —Aidan le dijo al verla recoger uno de los brazos de ese maldito de Edmund.
Rodeados de un témpano de hielo, estaba el torso con la cabeza y el resto de las extremidades cruelmente arrancadas y hechas pedazos.
—Aidan, te dije que no le dañaras tanto el rostro… —Nyx miró con pesar a través del hielo, donde el ojo de Edmund la miraban paralizado.
—La magia del tío Zarek es mala para reconstruir caras —agregó como quien hablaba de un muñeco sin vida.
—Nyx, yo… quiero hacer esa misma técnica prohibida con otro cuerpo —Aidan le dijo de manera seria.
Había pasado siglos con ese hombre en las mazmorras, ev