117. YO SÍ TE AMO
NYX
El cerebro me dictaba que reaccionara, que había tantas cosas raras en estas fantasías.
Pero el corazón y, sobre todo, las sensaciones deliciosas que estaba experimentando mi cuerpo me gritaban que ni loca parara esto que estaba sucediendo.
Jadeando y temblando de placer sobre esa manta, mis ojos no podían dejar de ver a los brillantes de Aidan.
Pero después de su liberación tan caliente, mostrándome lo excitante que se vería teniendo un orgasmo entre mis piernas, él cambió por completo.
Sentí que se quedó rígido y bajó la cabeza sin enseñarme su expresión.
El cabello corto y sudado le caía sobre los párpados, donde unas pestañas muy claras se abanicaban inquietas.
—¿Príncipe? —mi voz salió un poco ronca y estiré mis dedos intentando incorporarme.
— ¿Estás… arrepentido?
Incluso me tembló la determinación, como si de verdad estuviese frente al mismísimo príncipe de la escarcha.
Como si se me fuese a romper el corazón en dos, al cruzarme con sus ojos de asco y repulsión.
Mi