016. CAYENDO EN LA TENTACIÓN
VALERIA
— ¡Su ma…!
— ¡Ni se te ocurra! – Aldric le ladró enojado y los labios del hombre se cerraron como si tuviesen pegamento.
He descubierto que le gusta pasar desapercibido y no decir su título por todos lados.
El recién llegado se quedó congelado en el medio de la instancia y los comensales de las mesas no se atrevían a mirarnos de manera directa, pero era obvio las orejas paradas para enterarse del chisme.
— Valeria sube a la habitación —su voz grave me ordenó y asentí, viéndolo marcharse hacia la salida con ese hombre lobo que, a pesar de su sumisión, parecía ser un Alfa.
Subí las chirriantes y viejas escaleras hasta el tercer y último piso, en lo que el mozo buscaba el equipaje.
Caminé por el estrecho pasillo en dirección a la puerta del cuarto “más grande” disponible, según el número en la llave.
— No puede ser – murmuré a punto de querer halarme los pelos— Estoy fastidiada.
Pensé, quitándome la capa y mirando la camita pequeña arrinconada a una pared.
Frente a mí, una puerta