LUCIEN
Miraba con mucho amor al pequeño que ahora sostenía. Su piel rosadita, sus ojitos aún cerrados, esas pequeñas manitas.
Bajé mi cabeza y besé su pequeña frentecita. Con Ben no tuve la oportunidad de disfrutar este momento, aunque realmente me hubiese gustado.
Cristal se acercó y yo no me opuse a entregarle a mi cachorro.
Ella lo tomó con cuidado y me dijo que siguiera adelante.
Me acerqué a Gael que ya se estaba removiendo, lo ayudé con cuidado a retirarse de la protección de su madre.
Sus ojos dorados me miraron directamente, luego volteó a ver a Inara, ella aún seguía de forma pacífica dormida.
Me acerqué a ella acariciando su pelaje, subiendo hasta su cabeza dónde acaricié sus orejas.
—Mi Reina, es hora de despertar para ir a casa.
Ella no se movió, no hizo ningún ruido, solo seguía ahí, tirada. Veía su cuerpo subir y bajar con la respiración y solo eso me tranquilizaba.
—Nena, por favor, despierta, nuestros cachorros están bien.
Mi voz comenzó a quebrarse al ver q