Andrea
Después de la muy inesperada aparición de Lorenzo ayer en la noche, y los múltiples orgasmos que me regaló, me costó conciliar el sueño pues aún podía sentir sus manos en mi intimidad.
Ahora tengo puesto unos parches antiojeras bajo mis ojos, para tratar de disimular un poco la falta de sueño. Siento que tocan a la puerta y veo que aparece una Jenny muy sonriente con una bandeja con mi desayuno y dos tazas de café.
—Buenos días, veo que tuviste una noche algo agitada—me dice mientras deja la bandeja sobre la mesa.
—No lo voy a negar, fue demasiado excitante pero ahora tengo estás ojeras. Aunque no sea la boda de mis sueños no quiero parecer un mapache—digo mientras hago un puchero.
—No te preocupes nena, para eso están los maquilladores. Ven y come algo que dentro de una hora vienen juntos con la estilista para arreglarte—me dice mientras destapa el plato y veo una deliciosa frittata de espinacas y tomates acompañados con pan tostado.
—Se ve delicioso. Ven y come un poco —