*—Danny:
Más tarde, hizo una videollamada con Raye para planificar. Nathaniel se unió desde el costado, metiendo la cabeza en el cuadro de la pantalla.
Entre bromas y debates, eligieron platos fáciles. Nada de nivel restaurante: tenían que ser realistas. La idea era que se notara el esfuerzo y el cariño, no la perfección. Decidieron el menú, pero había ingredientes que no tenían, así que coordinaron ir al supermercado.
Danny terminó la llamada con una sensación inesperada de optimismo.
En el supermercado, Danny empujaba el carrito mientras Nathaniel se encargaba de revisar la lista. Iban por los pasillos iluminados con luces blancas y frías, esquivando otros carritos y padres con niños pequeños.
—No te olvides de la crema de leche —le dijo Danny.
—Ya la puse —contestó Nathaniel, mostrando el envase—. ¿Por qué dudas tanto de mí?
Danny alzó las cejas y sonrió de lado.
—Tengo mis razones.
Nathaniel rodó los ojos mientras consultaba la lista en su celular.
Decidieron que después