*—Danny:
Estaba nervioso. Mucho más de lo que había esperado.
Danny se movía inquieto, cambiando el peso de un pie al otro mientras esperaba frente a la puerta de Uriel. Se había dicho mil veces que todo saldría bien, que estaba preparado, que ya había sido padre durante catorce años… pero esta vez era distinto.
Ahora sería el padre directo de Nathaniel. Sin Erika como colchón, sin esa figura materna que siempre había estado presente para equilibrar las cosas. Era un cambio real, profundo. Y aunque había aceptado la responsabilidad con el corazón en la mano, no podía evitar sentir que caminaba sobre una cuerda floja.
Le había contado a Uriel la decisión de Erika, que esta iba a permitir que Nathaniel se mudara con él, por lo que ellos iban a aprovechar el fin de semana para recogerlo y comenzar su nueva vida juntos. Y aunque Danny estaba emocionado, una parte de él no podía dejar de hacerse preguntas.
¿Sería suficiente? ¿Estaría a la altura ahora que no habría nadie más entre N