*—Uriel:
Todo era un caos, y Uriel se sentía a la deriva en medio de él.
Había intentado concentrarse en su trabajo, en la investigación sobre la familia de la exmujer de Danny, sumergiéndose en fraudes y secretos que parecían no tener fin. Se había mantenido ocupado, lo suficiente para convencer a cualquiera de que estaba bien, de que tenía el control.
Sin embargo, la verdad era que estaba esperando, esperando que Danny lo buscara, que hiciera el más mínimo esfuerzo por contactarlo. Porque se suponía que ahora tenían “algo”, ¿no? Algo que ni siquiera sabía cómo definir, pero que, al menos para él, significaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Tal vez estuvo pidiendo demasiado.
Suspiró y alzó la mirada, observando el ir y venir de los comensales en el restaurante. Risas, murmullos, miradas cómplices. Familias enteras compartiendo una cena, parejas disfrutando la compañía del otro sin miedo, sin dudas. Le dolió darse cuenta de lo mucho que envidiaba esa normalidad.
Quer