*—Uriel:
Nathaniel salió de la cocina, sonriendo como un sol, y se lanzó a abrazarlo. Lo apretó con fuerza, diciéndole que lo había extrañado mucho, como si no se hubieran visto el día anterior.
Uriel rio, sintiéndose cálido por dentro. Desde que se había mudado a ese edificio, prácticamente vivía allí. Desayunaban, almorzaban y cenaban juntos. Se habían convertido en una pequeña familia.
Y en el fondo de su mente, Uriel pensó con una chispa de esperanza: ojalá Danny tomara la decisión pronto de hacerlo suyo para siempre. De mudarse juntos de verdad, oficialmente.
Nathaniel se excusó enseguida y se fue de vuelta a la cocina con Raye. Parecía que él estaba al mando de la cena, y como su sobrina tenía esa afición por cocinar, seguro iba a ayudar con todo el entusiasmo del mundo.
Danny iba a ayudar con la cena, había comentado, pero antes, Uriel necesitaba hablarle. Necesitaba un momento a solas, porque esto no podía resolverse con miradas en medio del bullicio.
Uriel se giró haci