Quería asesinar a mi esposa, porque había traspasado los límites, pero juro que me pagará, esta jodida ofensa que me ha hecho, me encargaré de serle infiel en cada oportunidad que tenga y no lo haré público por la condición del contrato. Pero será peor… porque lo haré cada vez que esté con ella, no desperdiciaré una sola oportunidad de follar a cualquier mujer que me pase por el frente.
Llegó la hora de quitarle el liguero y me aprovecharía de eso… O eso pensé hasta que ella montó un pie en una de las sillas y lo bajó con su mano. Eso hizo que se escuchara un sonido de sorpresa generalizado en todo el salón de fiesta, yo apretaba fuerte mis puños porque era lo único que podía hacer, lo peor es que mi abuelo y la familia de ella se burlaban de mí descaradamente.
—le di el ligero a Javier para que lo lanzara y por un momento pensé que arrancaría mis dedos de lo fuerte que lo tomó. A él le gustaba humillar a la gente, pues le estaba dando una cucharada de su propia medicina, luego llegó