¡Salvaje! Esa era la palabra adecuada para describir cómo follaba Iván, porque esto estaba muy lejos de hacer el amor y no lo digo por lo romántico. Si no que superaba por mil todas las expectativas que una mujer se pudiese hacer en un encuentro sexual, les juro que todo me dolía y aún no terminamos el primer encuentro, había perdido la cuenta de las veces había llegado y de las posiciones en la que él me había colocado. Mis glúteos pedían clemencia porque él no dejaba de amasarlos y de azotarlos, aunque no de forma brusca, pero contundente, lo peor de todo es que no quería que parara joder estábamos bañados en sudor y él no tenía intenciones de llegar, en este momento estaba en cuatro mientras su miembro llenado mi coño y su dedo mi orificio trasero.
—Mi mujer estaba sin voz, así que aumente mi ritmo para dejarme llevar en su siguiente orgasmo. ¡Joder su coño era el paraíso! Tengo que admitir que me he vuelto adicto a Mía, sentirla tan cerrada, la sensación de su coño asfixiando mi m