CAINE

Alguien intentó hacerle daño.

Fue como si alguien me hubiera metido una rama de pino por la garganta. Cada papila gustativa me sabía amarga, impregnada del sabor de mi miedo y repulsión. ¿Cómo se atrevía alguien a involucrar a Samira en esto? Quien tuviera más agallas que sentido común iba a acabar con mis nudillos incrustados en los dientes.

Durante todo el trayecto por la autopista, mi mente estaba atrapada en una maraña de pensamientos que me arrastraban una y otra vez hacia un pozo de odio. Nadie se metía con mi familia; eso era algo entendido. Pero este nuevo ataque había cruzado una línea completamente distinta de estupidez.

Alguien intentó hacerle daño.

Esa frase se grabó en la húmeda masa de mi cerebro. Permaneció ahí durante todo el camino