Después del embarazo sus náuseas matutinas eran muy severas. Ahora había vomitado hasta el ácido del estómago, y las lágrimas le salieron del malestar.
Daniela abrió la llave del agua y se lavó la cara con agua fría.
En ese momento Ana apareció detrás de ella: —Daniela, hola.
Daniela se enderezó: —Hola, ¿viniste al baño?
Ana sonrió: —Daniela, ¿conoces bien al hermano de Diana?
Esta pregunta dejó a Daniela sin saber qué responder. Asintió: —Lo conozco.
Ana se acercó y con timidez pero emoción dijo: —Daniela, ¿podrías hacerme un favor?
Daniela respondió: —¿Qué favor? Si puedo, definitivamente te ayudo.
Ana pidió: —Daniela, ¿podrías pedirle el WhatsApp del hermano de Diana por mí?
Ana quería el contacto de Nicolás.
Daniela miró la expresión tímida de Ana y inmediatamente entendió que Ana se había enamorado de Nicolás.
Era lógico. Un director de empresa joven, guapo y adinerado como Nicolás era muy codiciado. No sabía cuántas chicas jóvenes y hermosas se le arrojarían encima.
En realidad,