Gonzalo conducía una van blanca a toda velocidad por la autopista, mirando a través del retrovisor a Valentina, quien yacía inconsciente en el asiento trasero.
Sus ojos recorrían lascivamente sus curvas, estaba deseando poder tomarla allí mismo.
Sin embargo, por precaución, necesitaba llevarla lejos de allí. Una vez que llegaran a un lugar donde nadie los conociera, no podría escapar.
Y podría hacer con ella lo que quisiera.
Solo pensar en eso hacía que su sangre hirviera.
Mientras pensaba en eso, los autos delante se detuvieron y tuvo que frenar bruscamente.
¿Qué sucedía?
Había trancon.
Los conductores cercanos asomaban sus cabezas.
—¿Qué pasa? ¿Hubo un accidente?
—No es un accidente, han bloqueado las carreteras. Están revisando todos los autos.
¿Bloqueo de carreteras?
Gonzalo palideció, presintiendo lo peor.
—¿Quién tiene tanto poder para cerrar toda Nueva Celestia?
—Dicen que es Mateo, el presidente del grupo Figueroa. Ya sabes, el hombre más rico de Nueva Celestia. Este es su terr