Joaquín estaba estupefacto, su cara se había transformado por la sorpresa. ¿Quién se creía esa pueblerina? Ella simplemente era un patito feo que se había casado con su Mateo por la fuerza.
¿Ella, darle una lección? ¿Acaso el mundo se había vuelto loco? ¡En toda Nueva Celestia, solo Mateo se atrevía a regañarlo!
—Camila, vámonos —dijo, tomando a su amiga del brazo.
Mientras se dirigían hacia la salida, Mateo extendió su brazo y agarró la mano de Valentina.
Sus dedos largos y finos se entrelazaron con los suaves de ella. El contacto provocó una chispa que los transportó a aquella noche en villa Arcoíris, cuando él la había acorralado contra la pared…
Ella retiró su mano.
La observó con detenimiento, su nuez moviéndose casualmente. —Te prometo que esto no volverá a suceder.
Ella lo miró: —Señor Figueroa, resuelva pronto la situación con su abuela. Estoy lista para ir al ayuntamiento a divorciarnos cuando quiera. Hace tiempo que quiero devolverle el título de su esposa a Luciana.
Dicho es