Luciana colgó el teléfono. En ese momento, la voz profunda y magnética de Mateo se escuchó:
—¿Qué haces parada en la puerta?
Mateo había salido del estudio con un documento en la mano. Fernando lo seguía.
Luciana sonrió inmediatamente:
—Nada en particular. Mateo, continúa con tu trabajo.
Mateo la miró con sospecha.
Luciana se sintió nerviosa. Temía que Mateo descubriera algo, dado su carácter astuto que fácilmente podía notar cualquier detalle extraño.
En ese momento, Fernando, sosteniendo un documento, dijo:
—Presidente, este contrato aún tiene algunos problemas.
Solo entonces Mateo apartó la mirada:
—Hablemos en el estudio.
Mateo y Fernando regresaron al estudio para ocuparse de documentos urgentes.
El corazón de Luciana finalmente se tranquilizó. Curvó sus labios rojos en una sonrisa. A partir de ahora, no tendría que hacer nada más, solo esperar las buenas noticias.
Esta noche, el bebé en el vientre de Valentina sería eliminado.
¡Ya nadie podría amenazarla!
...
Valentina conducía h