El deportivo de Mateo se abalanzó, intentando intimidar a Valentina, pero ella, lejos de retroceder, mantuvo su posición mientras el costado derecho del auto rozaba contra el muro, produciendo chispas a su paso hasta que logró adelantar a Mateo con un espectacular derrape. Su habilidad al volante era impresionante.
Mateo la observaba fijamente, su melena oscura bailaba con el viento, mientras varios mechones rebeldes acariciaban su cuello esbelto, creando una imagen deslumbrante que captaba toda su atención. Ella giró lentamente la cabeza hacia él, con sus gafas oscuras puestas, y le mostró el dedo medio.
—¡Mierda! —Masculló él.
Una risa ronca y despreocupada brotó de su garganta; esta nueva faceta de ella le intrigaba profundamente. En su mente, siempre había sido la chica pueblerina que lo seguía a todas partes y se metía en problemas, pero había momentos, como cuando se enfrentaba astutamente a sus adversarios, cuando mostraba su lado competitivo en los videojuegos, o ahora, exhibie