Nicolás respondió: [¿Es verdad?]
¿Es verdad?
Una pregunta sencilla, pero con su característico estilo frío y autoritario, aunque esta vez con un matiz de ternura.
Daniela contestó: [¡Lo garantizo!]
Nicolás no volvió a escribir.
Daniela guardó su teléfono y se concentró en estudiar. En poco tiempo llegó el momento de la clase vespertina.
—Daniela, vámonos, es hora de ir a clase.
Daniela se puso de pie:
—Vamos.
Todos los compañeros se dirigieron al anfiteatro. Esa tarde el lugar estaba abarrotado, todos habían venido a conocer a este magnate emergente del sector empresarial.
Daniela no podía dejar de impresionarse por la inmensa popularidad de este empresario exitoso.
Cuando ya casi comenzaba la clase, Daniela tomó su celular y le escribió otro mensaje de WhatsApp a Nicolás:
—¿Qué haces en este momento?
Nicolás no contestó.
¿Por qué no responde los mensajes?
Seguramente está trabajando.
En ese instante, una estudiante que estaba junto a ella exclamó con entusiasmo:
—Daniela, deja de escr