Danilo no estaba preocupado, pero Nicolás sí. Y no solo preocupado, sino muy preocupado.
—Ahora la situación es especial —dijo Nicolás—. Si tu novia fuera a ver a un amigo hombre, ¿no temerías que te la quitaran?
Danilo sonrió de lado.
—Presidente, ya entendí. Le escribió a la señorita Daniela y ella no le respondió, ¿cierto?
Nicolás suspiró. Su asistente era muy capaz y listo, pero en ese momento no le molestaría que fuera un poco más torpe.
—Presidente, si extraña mucho a la señorita Daniela, llámela. Es mejor que quedarse aquí imaginando cosas —sugirió Danilo.
Nicolás pensó que quizá eso era el amor: te vuelve inseguro y te llena la cabeza de ideas.
—Danilo, cancela toda mi agenda de la tarde.
—¿A dónde va, presidente?
Nicolás sonrió de medio lado. Él iba a…
…………
Daniela, al llegar a la Universidad Nacional, comenzó de inmediato con los trámites, yendo de la oficina del rector a su salón sin parar ni un segundo.
Estaba estudiando diseño de modas y conoció a varias chicas de la misma