Daniela miró a Nicolás con dulzura:
—Señor Duque, siendo tan joven, en lugar de pensar en ganar dinero o en tener mujeres hermosas a tu alrededor, ¡solo piensas en casarte!
Nicolás la abrazó más fuerte:
—Solo quiero casarme, ¿acaso está mal?
Daniela rió:
—¡Está bien!
En ese momento sonó una melodiosa melodía de teléfono. Daniela tenía una llamada.
—Espera, voy a contestar.
Daniela tomó su teléfono. En la pantalla aparecía: Ronaldo.
—¡Es una llamada de Ronaldo! —dijo Daniela.
Nicolás entrecerró los ojos. Se acordaba de Ronaldo. De todos los hombres que aparecían cerca de Daniela, él se acordaba mejor que nadie.
Este Ronaldo era un profesor universitario de buena familia y buen origen, un académico.
Daniela era una señorita de familia adinerada, así que siempre estaba rodeada de hombres de calidad. Aunque Nicolás ahora también era excelente, estos hombres aún le causaban una sensación de crisis.
Había muchos, muchos hombres que admiraban a Daniela.
—Voy a contestar la llamada —dijo Danie