Daniela gritó:—¡Cállate, Mauro!Mauro soltó a Daniela y se lanzó para golpear a Diego nuevamente.
Pero esta vez no lo logró. Diego atrapó el puño de Mauro y lo empujó con fuerza. Mauro perdió el equilibrio, retrocedió tambaleándose varios pasos y cayó sentado al suelo.
Daniela inmediatamente se interpuso frente a Mauro:—¡Diego, basta!
Diego miró a Daniela:—Ese puñetazo de antes, considéralo devuelto.
Si él no lo hubiera permitido, Mauro ni siquiera se habría acercado.
Daniela se quedó perpleja.
Diego:—Llévate a este Mauro y váyanse de aquí. ¡No quiero volver a verlos!
Dicho esto, Diego se dio la vuelta y se marchó.
Daniela gritó:—¡Diego!
Diego se detuvo.
En ese momento, Viviana corrió hacia él y se agarró de su brazo:—Diego, ¿por qué saliste?
Viviana miró a Daniela y a Mauro:—Diego, ¿los conoces?
Diego movió ligeramente sus finos labios y respondió con frialdad:—No los conozco.
Viviana dijo alegremente:—Entonces entremos. Mi padre llegó y preguntó por ti.
Diego asintió:—Bien.
Diego entr