Luis la reconoció inmediatamente.
Ciertamente, Luciana no esperaba ver a Valentina en la pista de baile. Se encontraba bailando pegada a Camila, se movía con naturalidad al ritmo de la música. Aún mantenía esa soltura innata que convertía cada movimiento en una danza sensual. Sus caderas se movían como las de una cantante brasileña.
Como bailarina, Luciana tuvo que admitir que Valentina bailaba mejor que ella.
Con más sentimiento, sensualidad y provocación.
Todos los hombres del bar 1996 la miraban; algunos silbaban, otros gritaban.
Esas miradas masculinas lo decían todo.
Luciana apretó los dientes; esta pueblerina también sabía bailar. Ella era la primera bailarina de ballet, y ahora otra le había robado el protagonismo sin ningún esfuerzo.
Valentina. ¿Por qué siempre era ella?
Entonces, sintió como la mano en su cintura se retiraba. Mateo había dado un paso adelante.
Su mirada intensa se posó en Valentina y no se apartó por largo rato.
Luciana casi se rompe los dientes de l