Capítulo 89 —Contigo dejó de doler
Narrador:
Terminado el día, Luigi y Valeria entraron al dormitorio y él cerró la puerta con ese gesto directo que siempre le anunciaba que no pensaba perder tiempo. En cuanto el clic sonó, la tomó de la cintura, la atrajo hacia él y la besó. No un beso cualquiera: uno profundo, húmedo, caliente, con la lengua entrando en su boca como si fuera suya desde siempre. Valeria soltó un gemido ahogado contra sus labios y él lo tragó, intensificándolo, sosteniéndola del rostro mientras la besaba más hondo, más lento, como si saborearla fuera una necesidad. Cuando se separó, apenas un milímetro, ella ya respiraba agitada. Luigi sonrió contra su boca, esa sonrisa que siempre le aflojaba las rodillas. Deslizó los dedos por el borde de su blusa, tocándola con una calma que casi dolía. Cada botón que liberaba era otro segundo de tortura. Otro segundo de anticipación. Ella intentó advertirlo, con la voz hecha un hilo.
—Luigi… no podemos follar todavía. La doctora di