Capítulo 102 —…te va a adorar
Narrador:
Mateo salió lentamente de dentro de ella y se dejó caer a su lado. Dinorah también aflojó su cuerpo. Estaban empapados de sudor. Respiraban entrecortado, como si todavía pelearan con el aire, con el pulso, con la intensidad que acababan de desatar.
No hubo palabras durante varios minutos. Solo un silencio raro. Un silencio real. Uno donde no había máscaras, ni estrategias, ni roles. Solo ellos.
Cuando la respiración de ambos bajó y el latido dejó de golpearles las sienes, Mateo fue el primero en hablar.
—¿A qué viniste exactamente a mi dormitorio? —preguntó sin suavidad, sin filtros.
Dinorah abrió la boca, pero nada salió. Mateo siguió, su tono directo, crudo, inevitable:
—¿Viniste a buscar perdón por ensuciarte las manos por cercanía? ¿Viniste a que te pida que te vayas? ¿Viniste a pretender que yo me vaya contigo? ¿O solo viniste a follar para bajar la adrenalina?
Ella tragó saliva. Lo miró, sin saber qué responder.
Mateo se incorporó un poco,