Capitulo 03

Un mes después. 

— Señorita, tiene que desayunar, el señor está muy preocupado por usted, ha perdido mucho peso, intente comer un poco por favor. 

La amable sirvienta le pedía a Samantha probar bocado, pero la joven solo veía fijamente la comida en el plato. 

"¿Cuando tiempo tengo ya de estar aquí? Desde que desperté los días pasan y ni siquiera he vuelto a ver al señor Campbell, no se nada de la investigación de mi padre o si ya han dado con el paradero de mi hermano… Soy… Una prisionera" 

Con esos pensamientos en mente, Samantha se levantó de su asiento sin comer su desayuno un día más. 

— ¿A dónde se dirige señorita? Solo tiene permiso de salir si es con un escolta, sabe que es por su seguridad.

— ¿Mi seguridad? No querrá decir ¿Una orden de su amo para evitar que escape? Saldré al jardín frontal, solo quiero un poco de aire fresco.

— Enviaré a un escolta con usted de inmediato.

Una vez dicho eso la sirvienta se marchó a prisa del salón comedor. 

Samantha ignoró el hecho, dirigiéndose hasta la puerta principal de la mansión Campbell solo para ver qué habían dos hombres vigilando.

— ¿Va a salir señorita? Iremos con usted. — Dijo uno de ellos abriendo la puerta. 

"Dudó que ellos sepan algo de mi hermano, de las compañías Thompson, de si me busca la policía o no… Deben de pensar que estoy desaparecida y aunque les pregunte, algo me dice que no van a decirme nada" 

Mientras Samantha caminaba por el jardín floreado en pleno apogeo de la primavera, observaba con detenimiento las rosas rosadas, eran sus favoritas y las que siempre recibió de su novio Johan en todas sus citas y de su hermano Andrew en las fechas especiales, su mano lentamente se acercaba a una de ellas, pero antes de ser tocada escuchó el leve sonido de un auto.  

La hermosa mujer de cabello castaño caminó a toda prisa hasta las afueras de la entrada principal de dicha mansión, ese atractivo hombre bajaba del auto con un elegante traje oscuro con detalles en grises y azul marino; él de inmediato vió en dirección a Samantha y sonrió. 

— Cariño, luces como una desgraciada ~ compré esas ropas para ti a principios de mes y mirá, estás nadando en ellas.

Leonard decía aquellas palabras con su típica risa burlista mientras se cruzaba de brazos y veía a Samantha quien se acercó hasta el aferrando sus manos con fuerza al saco oscuro que el llevaba.

— ¡¿Por qué me has tenido encerrada aquí?! ¡Estás loco incluso me robaste mi teléfono! ¡Quiero que me dejes ir a mi mansión de inmediato! Todos los empleados de la mansión Thompson ¿Que ha pasado con ellos? ¡¿Has ocultado mi desaparición de la policía?! ¡Apenas salga de aquí vas a pagarlas todas! ¡Llamaré a los abogados de la familia! 

— ¿Mansión Thompson? ¿Ocultar tu desaparición? ¿De que hablas hermosa niña? Debes estar delirando.

— ¡Suficiente de hacerte el inocente! ¡Suficiente de mentiras o de engaños! ¡Déjame ir ya mismo Leonard Campbell!

El alto hombre de ojos azules rodeó la cintura de Samantha con sus brazos acercando su rostro a milímetros del de ella.

— La mansión Thompson ya no existe, oficialmente todo es mío ante el mundo… Tu también cariño. 

La señorita Thompson se enfureció al escuchar esas palabras, dispuesta a darle un buen golpe al hombre que la retenía en sus brazos, pero este le sostuvo con fuerza de ambas muñecas poniendo una dulce sonrisa en su rostro, sonrisa que hizo sentir asqueada a Samantha y le escupió a él en la cara.

— Jajaja ~

Las risas del hombre llamaban la atención de los empleados de la mansión que estaban en los alrededores esperando que su amo y señor ingresara. 

Leonard soltó una de las muñecas a Samantha para tener una mano libre con la que abrió la puerta trasera del auto metiendo a la fuerza a la señorita Thompson, cuando ella quedó sentada en el interior del vehículo, el también ingresó cerrando la puerta.

— ¿Que crees que haces? ¿Piensas golpearme y no quieres que nadie lo vea? — Decía la hermosa joven enojada.

— Nunca he golpeado a una mujer en mi vida cariño. — Respondió alegre el atractivo hombre mientras le daba un periódico, el cual era el más importante e influyente de toda la ciudad. 

— ¡¿QUE?! — Gritó Samantha sin poder creerlo releyendo la sección que mostraba ese hombre.

— ¿Compromiso? ¿Unión de compañías por amor? ¡¿Entregué todo?! ¡¿Que son este montón de mentiras?! 

Ella lanzó encima de Leonard el periódico cruzando sus brazos y piernas mientras veía por su ventanilla.

— ¿Estás enojada cariño? No deberías, es la mejor alternativa, era eso o decir que tú hermano vendió todo, te dejó en la ruina y huyó luego de estar involucrado en la muerte de tu padre.

— ¡¿Crees que soy una ignorante?! ¡Mi hermano no haría nada de eso! ¡Lo conozco bien! ¡He vivido toda mi vida a su lado! 

El señor Campbell suspiró para ver con una expresión de tristeza a Samantha quien al notarlo supo de inmediato que era una falsa, ese hombre jamás podría sentir empatía o tristeza por nadie, ese hombre burlista que solo reía y tenía un temperamento altivo creyéndose el Rey del mundo, nunca podría mostrar esos sentimientos hacía ella. 

— Que crean que todo quedó contigo y tú lo has fucionado conmigo a través de nuestra próxima unión matrimonial es lo mejor. 

El atractivo hombre recostó su espalda al asiento trasero del auto mientras dirigía su mirada azul al techo.

— Puede que parezca algo horrible ahorita cariño, pero lo vas a entender mejor si lo piensas detenidamente.

— ¿Quieres que me case contigo dejando en el aire la desaparición de mi hermano e ignorando la verdadera razón de la muerte de mi padre? ¡¿Como puedes ser tan cruel y egoísta?! 

Samantha intentó abrir la puerta de su lado del auto para bajarse rápidamente por lo furiosa que se sentía, pero Leonard lo evitó de inmediato rodeándola con sus brazos y abrazándola con fuerza por su espalda.

— ¡Déjame irme! ¡Sueltame de una buena vez! 

— ¿A dónde piensas ir Samantha? ¡No tienes nada! Estás en la calle, todo lo que tenías era de los Thompson y fue entregado a mi persona, acéptalo, la única alternativa que te queda es ser mi mujer, vivirás tu vida feliz y despreocupada llena de lujos cómo has estado acostumbrada siempre. 

— ¡Ya veré que hago! ¡Solo déjame irme! Buscaré un trabajo, estudie para maestra de preescolar siempre me gustó tratar con niños puedo buscar un trabajo de ello.

En ese instante Leonard recostó su cabeza en el hombro izquierdo de Samantha mientras seguía reteniendo a la misma con un fuerte abrazo.

— No tienes idea de lo cruel que puede ser el mundo cariño, ¿Que harás cuando salgas de aquí? Prácticamente serías una indigente, ¿Quieres ser la burla de la sociedad? ¿Quién te contrataría así?  Correrías peligro, tratarían de hacerte daño por pensar que tienes mucho dinero. 

El señor Campbell se percató de que la bella mujer que sostenía comenzaba a temblar, entre sus brazos, razón que lo llevo a saber que ella estaba llorando. 

— Si realmente me amarás me darías de regreso las compañías y propiedades de mi familia.

— ¿Con que fin mi hermosa niña? Tu no sabes nada de administración, las llevarías directo a la quiebra.

— Puedo aprender.

— ¿Vas a desperdiciar tu hermosa juventud en algo aburrido que te llevará mucho tiempo? ¡No lo permitiré nunca! Tu eres una bella flor que no dejaré que se marchite, tienes que estar adornada y llena de todos los lujos que te mereces. 

Samantha sostenía con sus manos en puños los bordes de su vestido mientras temblaba y lloraba sin lograr detenerse; Sabía que ese hombre no la amaba realmente, sentía que la quería como un simple objeto que mantendría decorando su glamurosa vida.

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