Vladimir Skovat

¡Diablos! Es más hermosa de lo que imaginaba, si antes la quería tener sin conocerla, ahora al verla así, más rápido la quiero pero sólo para mi.

El idiota de Anton debe estar feliz con su muñequita, pero ahora comienza su tormento: Será mía, no importa a quien tenga que llevarme por delante, total; no es la primera vez que lo hago, lo que me gusta me lo apropio y nadie me lo impedirá.

Se ve frágil, delicada, además de pequeña. Bueno es que tiene dieciocho años, pero tiene algo que me cautiva y me hipnotiza, mi deseo por ella se manifiesta inmediatamente, de manera agresiva como un torbellino en mi cuerpo y pensar que llevo tiempo siguiéndolos; a ella por sobre todo.

Verla durmiendo con las pestañas húmedas me hace pensar que esta aterrada; mejor así, que piense de mí lo peor (y lo soy) soy el tipo malo que las mujeres no desearían que se cruzara en su camino, ¡Soy un maldito! Me encanta que me teman