Capítulo 63
Isadora se acercó, con el corazón oprimido. Se sintió inmediatamente invadida por la tristeza. Mientras ella anhelaba a su hijo con toda su alma, aquella joven intentaba deshacerse de su propia hija recién nacida.
— La señorita debe permanecer con el niño hasta que encontremos a alguien para adoptarlo de forma legal — explicó la enfermera, con la voz quebrada.
— ¡No quiero saber nada! Voy a salir de aquí ahora. Sola. ¡A ver quién me lo impide!
— ¡Espere! — la voz de Isadora resonó por el corredor, haciendo que las dos se volvieran hacia ella. — Muéstreme al bebé.
La enfermera, con los ojos llorosos, tomó a la niña en brazos y se la mostró. Era una criatura pequeña, frágil, con un intenso cabello rojizo, como el fuego. Al sostenerla, Isadora sintió un profundo escalofrío recorrer su cuerpo, una conexión inexplicable, como si aquel bebé fuera parte de ella.
Ella miró a Alexander, quien también parecía conmovido. Él asintió en silencio, e Isadora se volvió hacia la joven:
— F