Capítulo 303
Roger la atrajo más cerca con el brazo izquierdo, su cuerpo estaba caliente bajo la manta. Su tacto era firme, y el corazón de Livia se aceleraba por la expectativa, incapaz de ignorar la cercanía y el calor que se esparcía entre ambos.
Ella tomó su rostro, obligándolo a mirarla a los ojos.
— Hoy debería haber sido el día de nuestra boda… — murmuró con voz suave, pero triste. — ¿Qué tal si la reprogramamos para dentro de tres meses?
Roger acarició su rostro con el pulgar y respondió con ternura:
— La fecha que tú quieras, mi amor.
Livia lo miró unos segundos. Sintió que su corazón vibraba, el amor creció aún más, como si eso fuera posible.
— Debería haber sido nuestra noche de bodas… — dijo con un ligero temblor en la voz.
Él guardó silencio, los ojos fijos en los de ella, y esa mirada lo decía todo: el deseo, el cariño y el respeto.
— Y si nosotros… — ella comenzó, vacilante.
— Livia… — él susurró, intentando contener su propia emoción.
— No me hagas cambiar de idea esta