Capítulo 265
Aurélie llegó a casa sin siquiera recordar cómo había logrado conducir hasta allí. Sus manos temblaban cuando dejó las llaves sobre la mesa de centro. El vestido blanco estaba arrugado, el cabello despeinado, los ojos vidriosos.
Caminaba de un lado a otro, descalza, el corazón latiendo rápido por todo lo que había escuchado esa noche.
— Maldito J.D… Maldito Alexander… — murmuraba entre dientes. — Hombres… todos iguales.
Se detuvo frente al espejo de la sala y se observó con ironía.
— Hermosas, inteligentes, fuertes… y aún así somos dejadas a un lado. Yo, mi madre… — rio, amarga. — Quizás sea el destino de las Duvall.
El recuerdo de Oliver apareció como un rayo, y ella soltó un bufido, poniendo los ojos en blanco.
— Uf… ese idiota también me cansa. Guapo, arrogante… e incapaz de apegarse a alguien.
Se mordió el labio inferior, sintiendo una punzada de deseo, y se susurró a sí misma con una sonrisa:
— Pero… daría cualquier cosa por acostarme con él.
Dejó escapar una risa br